VA DE...Batiburrillo literario

martes, 4 de septiembre de 2018

AQUEL BOLÍGRAFO DE CUATRO COLORES


(Postales de tránsitos – Trebejos escolares)
 
"Cuando seas padre..."

       ¡Ah! Hubiera dado cualquier cosa; hasta mi caja de litines, en la que guardaba mi mayor tesoro, los cromos de santos comprados en la droguería de Don Lorenzo del Río, y mi plumier de madera de dos pisos, a cambio de aquel bolígrafo plateado con el que mi padre me corregía los deberes de preparación al ingreso de bachillerato. Pero ese trebejo era cosa de padres.
         “Cuando seas grande, comerás huevos” era el refrán frente al plato del único huevo frito de aquellas cenas de los años del hambre en las que nosotras -con “a” de hembra- nos repartíamos el otro huevo, convertido en una milagrosa tortilla francesa divisible por tres, como los panes y los peces.
          ¿Habría que ser padre para tener un bolígrafo como el de él, -con “o” de macho-¿, -me preguntaba con el desamparo nacido de ser consciente de mi carencia de “atributos”.
        Ha pasado mucho tiempo y, sin ser padre, escribo con un bolígrafo de cuatro colores. ¡Para que luego digan…! Resulta que no había que ser padre -con “o” de ellos”- sino escritora, con “A” de Amor semejAnte.

        En “CasaChina”. En un 4 de Septiembre de 2018

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