86/2018
(Postales de tránsitos)
A propósito de titulitis, sabidurías y talentos
Hay que ver la
que está cayendo a propósito de “yo
la tengo más larga que tú”. (Me refiero a la lista exhibible de títulos
y master y títulos. ¡Ay, señor, que mentes más …eso!).
La verdad es que resulta
abrumador ese afán de algunos por anexionarse a un diploma como quien se pega a
la sombra de un opulento, sin apercibirse de que el relumbrón sellado y certificado
lo único que ilumina es la auténtica carencia.
Por un “por-si-acaso”, hago balance y tengo que reconocer que mi vida
“curriculosa” está más escasa de
títulos que ávida de conocimientos.
Más me preocupa a mí mi trayectoria “amigorosa”, en la que descubro que existen tres ejemplares perfectamente
identificados: los doctos
titulados, los sabios iletrados y los amorosos.
CONOCIMIENTO (Imagen de internet | ) |
A los doctos titulados comienzo a respetarlos
cuando compruebo que los títulos les valen para afrontar con humildad un “solo
sé que no sé nada” que diría Platón refiriéndose a Sócrates.
SABIDURÍA. (Imagen de Internet) |
A los sabios iletrados los respeto sin reparos,
porque no necesitan de haber aprendido a juntar letras para ser auténticos
maestros que enseñan más con sus obras que con sus escritos.
AMOR. (De Soco Mármol) |
A los amorosos, los amo. Simplemente, los amo sin
cautelas. Porque es de bien nacidos
devolver cuando te dan; es de sabios
dar para que te den; y el mayor talento es estar siempre dispuestos a intercambiar
lo mejor que existe en el mundo: el
amor.
En “CasaChina”.
En un 15 de Septiembre de 2018
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