Por sus obras... que no por sus palabras |
La diferencia entre un hombre noble y un buhonero está en dos palabras adheridas a su condición: valor y precio; que convergen en una sola: agradecimiento.
¡Ésa es la señal!
El hombre noble valora lo recibido, por mínimo que sea su precio, presto a devolver con creces lo que considera que se le dio, para no olvidar nunca, y se muere agradeciéndolo
hasta su último suspiro.
El buhonero cuantifica el precio de lo
recibido ajustándolo al céntimo, para poder olvidarse cuanto antes de tener algo pendiente de agradecer a alguien.
Diríase
que es una especie de “para siempre” o “hasta aquí” que nos señala los horizontes que son capaces de visualizar
uno y otro: el noble y el mercachifle.
ORACIÓN.
Oh, dioses de las señales:
si al final
habéis de borrar de mi mente todas las palabras
aprendidas,
menos una,
dejadme elegirla:
¡Gracias!
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