(Micro100 - 58/2022)
A ellos, los editores más modestos; esos que son como sastres, capaces de convertir un mal género en un traje de bello corte.
Evito rotularse “sastre” por no polemizar inútilmente con los santones del oficio. Escribió “sastrecillo”, seguro de atraer a quienes, teniendo mejores o peores hechuras, carecían de bolsa para comprarse olimpos.
Cuando el primer cliente desenvolvió el fardo con arrobo de padre primerizo, evadió discutirle la pésima calidad del género que ofrecía. ¡Lastima! Por mucho primor que él desplegara, el traje haría hopos. Pero lo suyo eran las tijeras, la cinta métrica y la confección.
Miró al cliente recién parido alejarse, ufano, como todos los ignorantes.
¡Estaba escrito! Pocos serían capaces de transitar completo aquel desperdicio de libro tan hermosamente encuadernado.
En CasaChina. En un 23 de Abril de 2022
(Día del Libro)
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