(Periodiqueando)
57/2024
Faltan dos días para regresar a la tierra del color del olivo para recibir el honor que mis paisanos me hicieron con la concesión del Premio Internacional de Poesía DIARIO JAÉN.
El título del poemario que mereció semejante honor es HABITANTES DEL PÁRAMO.
Justo es, pues, descubrir quiénes fueron los dos árboles que inspiraron muchos de aquellos versos. Esos dos árboles que, como nuestros olivos, seguirán ahí, siendo paisaje en un paisaje en el que ya no estaremos quienes ahora los miramos, aunque nuestros versos, como los árboles, nos sobrevivan.
DOS ÁRBOLES
57/2027
Dos árboles
heridos de orfandad,
anclados a la tierra para siempre,
muñón contra muñón, recién talados,
se apuntalan el uno contra el otro
ahí, donde las hachas del otoño sajaron su hojarasca.
Dos árboles:
rendidos de por vida a sus raíces,
inmóviles
varados al lugar donde nacieron
lo mismo que dos náufragos cautivos de arenas movedizas.
Incapaces
ni siquiera de dar un paso al frente
para alcanzar a huir del tajo de las hachas.
Dos árboles tullidos y sangrantes.
El cortador se aleja,
cansino el caminar, machete al hombro,
efluvio de resina entre los dedos.
La piel embalsamada de amarillos
ámbar de media tarde en retroceso cegándole los ojos
menguados
debajo la mano horizontálica a modo de visera.
Los dos árboles se duelen entre ellos,
en corteza mortal conversan entre sí
igual que dos amantes
en mitad del silencio de la nada:
¡Miralo!
Altivo como un olmo sin raíces, el hombre y su andadura.
Lo sobreviviremos, sí, quizá durante siglos.
Sin embargo
él puede desplazarse
Moverse de lugar. Cambiar de sitio.
En CasaChina. En un 8 de Octubre de 2024
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