74/2020
(Croniquilla del Viruso
Coronado – 49)
−Cordia XIV−
Querido Ulio:
Cuando vuelvas a la casa y no me encuentres, sé que
te vas a poner en lo peor y no debieras hacerlo. Las cosas son más malas de pensar que de
pasar.
Ya te explicaré todo a mi vuelta.
Porque volveré. Puedes tener la seguridad de que volveré
antes de lo que tú puedas pensarte.
No me han permitido más que la escribirte estas
cuatro letras de corrido, y vigilándome por encima del hombro como si fuera a
confesarte quién mató a Prim. Ya sabes: hay momentos en la vida en que no se
puede esperar, ni disponer del propio tiempo para lo que uno quisiera. Pero
todo volverá a su ser.
Hubiera
querido informarte en persona, pero tal parece que ni siquiera va a ser posible
pasar por la plaza para darte razón de lo que sucede.
Mira que te dije que no salieras hoy a comprar, que teníamos para el apaño del día...
Por lo que escucho, vamos
a salir por la circunvalación.
Tanto secretismo, para nada. Porque en un pueblo todo
acaba sabiéndose. Pienso yo que ni los vecinos se han enterado, salva sea hecha
de la hija de la Toña, que la he visto yo fisgoneando detrás de la persiana con
cara de triunfo.
Algo habrá tenido que ver.
Mientras vuelvo y no vuelvo, cierra bien los postigos que se quedan abiertos;
échales el pienso a las pitirras, ventila la alcoba y apaga las mariposas de los difuntos, no sea que por la noche se prenda algo. ¡Ah! Y tomate tus pastillas de la tensión que te las
dejo al lado de tu vaso con soda. Por lo demás, aguarda con paciencia.
Porque lo que es yo, no me olvido de lo que nos
tenemos apalabrado: o los dos, o ninguno, Ulio: o los dos, o ninguno.
Tu Cordia.
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